Conociendo a nuestras ciclistas: Natalia
Siempre me gustó mucho el deporte. Y he vivido muy vinculada a él. Desde pequeñita, practiqué la gimnasia rítmica allí en Alicante, donde vivía, en el club de mi colegio. Competíamos a nivel autonómico y nacional. Después, cuando me retiré, me saqué el título de entrenadora y juez nacional. Además de seguir estudiando, me dediqué a dar clases de gimnasia a las niñas en escuelas y en un club que formamos. Todo ello generó en mí el amor por el deporte.
Después me casé con un asturiano y me vine a vivir a Asturias. Mi vida cambió pero seguí dando clases de gimnasia. Empecé a conocer el ciclismo más de cerca, pues siempre veíamos las etapas de la Vuelta que pasaban por Oviedo, Riosa, el Angliru. Mi sobrino competía y corría con Samuel Sánchez, de aquella un chavalín. Los veía correr y me encantaba. También veíamos el Tour y la Vuelta a España y disfrutábamos viendo a Indurain y otros grandes ciclistas. Después tuve a la niña y con mis quehaceres maternos me olvidé del deporte, de mi esencia. Eso provocó que engordara unos kilos. La nena empezó el cole y yo saqué las oposiciones de Maestra de Infantil. Más adelante comencé a tener problemas de salud. Me dolía todo el cuerpo, lumbalgias, ciáticas, etc. Llegué a tener que caminar con un bastón y perdí la curvatura de mi espalda. Me dijeron que podía ser fibromialgia. Pensaba que era de agacharme con los niños pero no, simplemente era que mi cuerpo me pedía a voces que volviera a hacer deporte. Tomaba medicación y lo que hacía era empeorar, así que decidí tomar la iniciativa por mí misma y buscar soluciones alternativas. Empecé a leer y descubrí que con alimentación sana, más frutas y verduras y eliminando azúcares, harinas refinadas, lácteos y fritos, y saliendo a caminar, mejoraba de día en día. Dejé de cojear y volví al trabajo. Me apunté a yoga y me di cuenta de que mi cuerpo volvía a ser flexible y a tener la forma de antes. Adelgacé 12 kg.
Mi hija ya era toda una señorita y yo disponía de más tiempo libre, pues mi marido y yo nos habíamos divorciado, pudiendo dedicar más tiempo al deporte. Empecé a correr y a hacer algo de pesas y spinning en el gym. Recuerdo que cuando hacía spinning, cerraba los ojos y soñaba con subir el Angliru en bici. ¡Quién me iba a decir que mi sueño se haría realidad!
Yo sabía andar en bici, pues desde niña siempre me había gustado, pero no tenía técnica ni sabía cambiar, ni nada de mecánica. Un día conocí al que fue mi pareja durante un tiempo. Él me enseñó mucho sobre la bici. Empecé desde cero con una bici de montaña vieja, andando por sendas. Después pequeñas subidas. A los 6 meses probé la de carretera de mi novio. Recuerdo que después de esa primera experiencia, me dije a mí misma que eso era lo mío, el ciclismo de carretera. Esas sensaciones de ligereza y fuerza unidas me encantaron. Y hasta hoy.
Llevo 9 años practicando el ciclismo de carretera y cada día creo que me gusta más. Me gustan mucho otros deportes, pero creo que el ciclismo es el que más, porque me aporta muchas cosas a la vez: fuerza, resistencia, agilidad y relación social, pues siempre es más agradable hacerlo en compañía, aunque sola también se disfruta mucho al conectar más con la naturaleza. En ese sentido creo que al vivir en Asturias somos privilegiados para la práctica de este deporte, pues disponemos de gran variedad de puertos de montaña, de todos los niveles y con fácil accesibilidad, y un montón de carreteras comarcales, cosa que no ocurre en todas las Comunidades Autónomas. Por ejemplo, en Alicante, donde paso los veranos por ser de allí, cuando salgo en bici tengo que recorrer carreteras con bastante tráfico para llegar a la zona de montaña y sólo tenemos 4 o 5 rutas para hacer por los alrededores. Te das cuenta de lo que tienes cuando comparas con otros lugares.
Además, he conocido a mucha gente gracias al ciclismo. Muchos de mis mejores amigos y amigas son ciclistas. Pertenezco al Club Ciclista Buenavista de Gijón, al que estoy muy agradecida, pues con él he compartido muchas rutas, viajes y marchas cicloturistas como la de VillaGijón y también he hecho grandes amigos. Una de ellas, Pili Rodríguez. Juntas diseñamos la idea de formar Bellastures y de hacer el Reto de la etapa de la Cubilla de la Vuelta a España en 2019. Fue todo un éxito y de ahí se forjó el Club Bellastures, Ciclistas Asturianas, que día a día va creciendo y llenando de ilusiones a un gran grupo de chicas ciclistas, de todas las edades, todas diferentes, pero con una pasión compartida, el Ciclismo.
A pesar de ya tener más de 50 años y de haber empezado en una edad madura en el ciclismo, creo que nunca es tarde, que merece la pena probarlo, superar miedos, enfrentarte a nuevos retos progresivamente y pienso que los beneficios son cada día mayores, a nivel físico y emocional.
Que gran historia y pasión. Gracias por el reportaje
ResponderEliminarSiempre un referente! ! Que grande Natalia!
ResponderEliminarEs una historia llena de amor por el deporte, y en especial por el ciclismo, es un ejemplo de valentía y de lucha en la vida que muchas personas deberían saber y por último decirte que es un texto maravilloso que al leerlo provoca sentimientos de envidia y admiración.
ResponderEliminarMe parece magnífica tu historia de descubrimiento del ciclismo y transmites muy bien la pasión con que la has vivido.
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