Conociendo a nuestras ciclistas: Sandra
Porque nunca es tarde
Hola, me llamo Sandra Carpintero y tengo 42 años. Hace tan solo un año aprendí a andar en bicicleta, y éste ha sido uno de los años más satisfactorios que he vivido.
Tengo que agradecer a mi marido su paciencia para que hoy esté aquí. Desde entonces, como no puede ser de otra manera, todo han sido logros y mejoras: circular entre el tráfico, automáticos, beber del bidón, salir sola, y unas cuantas cosas más que aún tengo pendientes pero sé que lograré.
Con la bici he llegado a sitios que ya conocía, pero disfrutando verdaderamente del camino, del paisaje. También he llegado a sitios que ni conocía ni conocería de otro modo.
Con la bici he rodado contadas veces con mi padre, aficionado al ciclismo desde que yo era muy pequeña y que ya daba por hecho, como yo, que nunca me vería sobre una bicicleta. ¿Os imagináis? Después de pasar por un infarto y no cogiéndola mucho en los últimos tiempos, ha vuelto a retomar la bici con ganas. No cambio por nada del mundo su abrazo al llegar a la cima de un puerto con él, mientras sonríe mirándome orgulloso, por ver cómo he superado todos mis miedos y puedo compartirlo con él.
Con la bici, he conocido a BELLASTURES, y esta ha sido la guinda del pastel. La primera vez que salí con ellas fue a Covadonga, precisamente mi ruta más larga, casi 140 km. Por el camino iba feliz, orgullosa de ir rodeada de un montón de mujeres tan distintas pero a la vez unidas por la misma pasión. Cuando llegamos allí estaba emocionadisima, será que no he ido veces a este símbolo de nuestra Asturias querida. Pero ¡¿llegar en bici?! ¡¿Y con todo muyeres?! Un grupo espectacular lleno de entusiasmo, fuerza, energía y simpatía.
Con la bici, he reído, he caído, he llorado, me he emocionado, he vivido; pero sobre todo, he disfrutado.
Con Bellastures lo seguiré haciendo, pero multiplicado por el número de ellas con las que comparta ruta.
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