MAMÁ, DEPORTISTA Y TITANA

 Soy Nuria, una mujer de 45 años, casada y madre de familia numerosa con tres hijos que empiezan la etapa de la adolescencia. Asturiana, de Langreo (Cuenca Minera), y que creo que es lo que me da ese punto de dureza, vivo en Burgos hace 21 años. Estudié INEF en León y trabajo como técnico de deportes en el Ayuntamiento de Burgos; mi trabajo está relacionado con la programación y promoción del deporte. De pequeña siempre he estado vinculada al deporte, me apuntaba a todo: natación, atletismo, etc. hasta que probé gimnasia en trampolín (cama elástica) y me metí de lleno, asistiendo a campeonatos autonómicos, nacionales, hasta que participé en Alemania en un campeonato del Mundo.

Estoy segura de que a muchas mujeres les resonará mi historia…


Mi punto de inflexión fue a los 40, después de años de embarazos en que, por cierto, no encontré ese estado ideal de la mujer, trabajando y metida de lleno en la crianza, dedicada por completo a mis tres joyas. Ni me planteaba buscar ese momento para mi, quizás hasta descuidé en algún momento mi matrimonio. Me di cuenta de que debía retomar el camino y buscar tiempo para mí, compatibilizando con mi faceta de madre y esposa, pero priorizando. Poder llegar a casa y decir: “Hoy mamá va a correr, me ducho y después ya estoy disponible.” 
 


Quizás ese fue mi acierto: buscar mi autocuidado. Fue como frenar y aterrizar, buscar mi vuelo. Mis hijos sabían comer en plato, habían dejado el biberón, el pecho, y  ya dormían toda la noche (por finnnnn); no usaban pañal, iban al baño solitos, además sabían andar, correr, montar en bici y moto, esquiar, nadar y escalar; ¡incluso sabían mucho más inglés que yo! Me di cuenta de que eran muy afortunados y era mi momento de volver a correr, a saltar, a montar en bici, a buscar ese pequeño momento para mí donde poder sentir y reencontrarme con mi cuerpo a través del movimiento, del deporte. Necesitaba una redefinición. Y así lo hice, me di permiso, tenía que empezar a soltar.

En mi etapa de los 40 soy consciente de lo que quiero, lo que busco y lo que me hace bien; lo que no quiero para mí, ni para mi entorno. Así que intento alejarme de ello y buscar lo que me atrae, me llena, y me motiva.  Me siento cada vez más estable y precisa, más equilibrada, pienso con mayor claridad y no me desbordo con determinadas situaciones como antes. En todo este crecimiento, el movimiento ha tenido mucho que ver.
Empecé a correr en unas vacaciones en Almería, esas vacaciones familiares de tumbonas, buscando el sol, el buen tiempo en Semana Santa (los inviernos en Burgos son muy fríos). Salté de la tumbona y me calcé las zapatillas que llevaba en la maleta para pasear…¡¡ y arranqué!!

Nunca olvidaré aquella ducha, al acabar; me dije “Nuria hay que buscar otro momento”. Así fue, compré unas zapatillas de correr y cada día era capaz de rodar más tiempo, más rápido; mi cuerpo empezó a cambiar, cada día mejor y más fuerte, fui consciente de lo que me aportaba y ese era mi momento para empezar a permitirme. Mi familia se dió cuenta del bien que me hacía, incluso me animaban para que saliera a rodar, así llegué a correr medias maratones, maratones 3.30 en Sevilla y Valencia, duatlones e incluso algún triatlón


En la bici empecé por dos motivos: mi marido y mi hijo mayor montaban en MTB, vi una oportunidad de seguir haciendo cosas en familia, poder enfocar viajes y retos todos juntos; y por otra parte, mi suelo pélvico: tenía que cuidarle y me estaba dando toques de atención. Tres partos, una carrera poco técnica, no vengo del atletismo...así que me subí a ella; fue un antes y un después en  mi vida, nuevos retos, nuevas amistades, ¡estoy tan agradecida! Me ha permitido vivir momentos inexplicables, he alcanzado retos impensables, soy consciente de muchas cosas que antes no estaban en mí.  He sumado vivencias, momentos, sensaciones,… y creo que todo ello ha sido un cóctel que ha provocado una revolución vivencial.

Ahora soy un "TITANA", finisher de la Titán Desert MTB Almería 2020, he disfrutado del camino, preparación en familia y con amig@s, rodajes y entrenamientos en mi día a día.  La Titán para mí ha sido un baile de cinco días donde empecé pequeñita, asustada por todo lo que me rodeaba, pero fui ganando confianza y cada día estaba en el arco de salida más brava y con mejor ritmo.


Termino mi testimonio como mujer, madre, deportista y ahora TITANA con esta frase:
“Intento conciliar las responsabilidades, asumiendo ciertos riesgos que me permiten descubrir el camino a todos esos sueños, de los que un día me apartaron las exigencias y me agoté emocionalmente”.

#YosoyBellastur  


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